Sede de la Fundación
La Casa del Rey Moro: la vivienda más antigua de Sevilla
Una historia confusa que se presta a la leyenda y unos valores arquitectónicos notables que la hacen única. La Casa del Rey Moro está escondida en la calle Sol. Entre pisos de nueva construcción y caseríos del siglo XIX, una fachada de ladrillos claros con pocos vanos y un torreón llama la atención en el número 103 de esta larga vía de la red urbana medieval, que conecta las collaciones de San Román y Santa Lucía. Junto a la puerta un azulejo advierte que es sede la Fundación Blas Infante. La tiene cedida durante 50 años. De su interior destaca, sobre todo el patio central porticado y un muy interesante artesonado mudéjar en su primera planta. Sin ser un palacio, esta casa puede presumir de ser la más antigua de la ciudad.
La Casa del Rey Moro, no es una vivienda de grandes pretensiones, perteneciente a la tipología de vivienda particular, situada en las afueras del centro de la ciudad de su tiempo y actualmente inserta en la trama urbana, en una zona que aún conserva restos de la muralla almohade en el cercano Jardín del Valle. Esta estructura defensiva, en la prolongación que se desarrollaba muy próxima a la casa, condicionó en origen la propia ubicación de este inmueble, debió constituir una de las primeras implantaciones al borde del antiguo camino a la Puerta del Sol .
De estilo mudéjar con huerta y jardín domésticos, su situación en las afueras de la ciudad y su cercanía a las murallas le hacen participar, en cierta manera, de rasgos de arquitectura rural. Su singularidad radica en que pertenece a un momento en que conviven el gótico final y los inicios del renacimiento con una fuerte tradición islámica, lo que le aporta una gran riqueza formal.
Su fachada nos recuerda el aspecto de las casas mudéjares, sin vanos abiertos a la calle. No fue hasta el XVI cuando en las casas sevillanas empezaron a abrirse ventanas y balcones al viario. La fachada, de ladrillo visto encalado y sin decoración.
El Patio
Su núcleo central es un patio cuadrado, situado en tercera crujía , al que rodean, de manera irregular, varias danzas de arcos de ladrillo rebajados inscritos en alfices, que apoyan en pilares de variado y complejo diseño , en tres de sus lados. Las zonas anterior y posterior del inmueble están constituidas por dos crujías, mientras las laterales presentan sólo una y de menor anchura.
El patio permanece con su fisonomía original, por lo que es lo más interesante del edificio. Presenta arcadas completas en la planta baja y alta en los flancos norte y sur, y solo en la alta en su lado este. Donde estas faltan existe un muro en el que se abren vanos comunes. Las arcadas se sostienen por pilares de ladrillo de color rojizo de diferentes secciones, siendo en la planta baja, octogonales y con basas simples. El resto de los componentes del patio pertenecen a la última restauración.
Salón principal
El salón principal de la casa, en planta alta, ocupa la crujía de fachada y esta cubierto con un artesonado con tirantes, de estilo mudéjar, bastante restaurado, de traza sencilla, en el que únicamente aparece decoración de lacería en los tres tirantes.
¿Por qué se le llama la Casa del Rey Moro?
Celestino López Martínez, historiador, investigó el origen de la casa, y ya en los siglos XVII y XVIII se le llamaba Casa del Rey Moro según el padrón de la cercana parroquia de Santa Lucía. Incluso repasó los reyes moros que habitaron en Sevilla en los siglos XII y XIII, llegando a la conclusión que el habitante de esta casa a quien debe su denominación fue el Rey de Niebla y del Algarve Aben Mafot, que la ocupo a mediados del siglo XIII.
Aben Mafot, fue el último rey taifa de Niebla y emir del Algarve. En 1262 Niebla es tomada por el rey Alfonso X el Sabio, hijo de Fernando III el Santo. El asedio debido a la importancia de las murallas de la ciudad duró nueve meses y medio, teniendo que rendirse por hambre. La conquista de Niebla es un hito histórico porque es la primera vez que se usa la pólvora en España.
Félix González de León, escritor y cronista de Sevilla, describía la casa de esta manera, “En efecto es una casa grande, muy antigua, enriquecida por toda ella con hermosas labores arabescas ya muy estropeadas y algunas puertas también tienen arcos árabes, pero de estas casas hay muchas en Sevilla sin llamarse del rey moro que no sé qué origen tenga”.
El arquitecto Fernando Mendoza, data la casa entre finales del siglo XV y XVI y señala que el nombre puede provenir de una cesión a un moro relevante tras la reconquista.
Aunque lo más seguro es que fuera el vulgo quien le diera el nombre de Casa del Rey Moro, por su aspecto morisco y sus curiosos y orientalizantes arcos y pilares del patio.
Restauración y uso
Puede que la casa fuera del Rey de Niebla o de otras familias particulares entre los siglos XV y XVIII, pero lo que si podemos decir es que en el siglo XIX era una casa de vecinos. Esta conversión originó una serie de cambios en la tabiquería interior, así como en la remodelación del espacio de las galerías del patio, como ocurre en todo proceso similar de transformación de inmuebles históricos en casas de vecinos.
Durante el siglo XX continuó como casa de vecindad, por lo menos hasta los años 70. El edificio estaba muy deteriorado, la cal cubría los muros antiguos ocultando las labores arabescas y apuntalado en muchas de sus zonas. Es por lo que la Dirección General de Bellas Artes del entonces Ministerio de Educación Nacional, lo expropio con intención de una intervención de restauración, siendo el arquitecto, Rafael Manzano el designado, (director del Real Alcázar de Sevilla desde 1970 hasta 1988), que comenzó en 1972 su consolidación, pero quedó interrumpida. En 1980, se encarga la continuación de las obras a Alfonso Jiménez, con diversas fases de inactividad, diez años duraron las labores de restauración y rehabilitación de la casa, hasta que a finales de 1990 quedo adaptada para su posterior uso.
El inmueble fue transferido a la Comunidad Autónoma de Andalucía, para posterior uso. El Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía, en su reunión del 16 de octubre de 1990, acordó la cesión gratuita a la Fundación Blas Infante, el uso de la llamada Casa del Rey Moro, la cesión se verifica por el plazo de cincuenta años, con destino a la instalación de la sede y desarrollo de sus fines.
Es en Consejo de Gobierno de fecha 22 de mayo de 2001 cuando se aprueba el decreto por el que se declara Bien de Interés Cultural, con la categoría de Monumento, el bien inmueble denominado Casa del Rey Moro.