Jesús Martín Giménez. Unos apuntes biográficos de un miembro del andalucismo histórico en Málaga.
Manuel Hijano del Río.
Universidad de Málaga
Miembro del Patronato de la Fundación Blas Infante
Desde hace años se sabe de la existencia de colectivos de andalucistas históricos en la provincia de Málaga. Grupos que mantienen su actividad, fundamentalmente como Centros Andaluces y, posteriormente, como Junta Liberalista de Andalucía, y que se han analizado en profundidad en trabajos como el publicado en la revista Isla de Arriarán allá por 1998 y citado al final de estas palabras.
Entre los andalucistas malacitanos, cabe destacar uno de ellos: Jesús Martín Giménez. Este personaje, cuyo segundo apellido unas veces se publica con “g” y otras con “j”, no se ha estudiado en profundidad en la historia del andalucismo, a pesar de que juega un papel muy activo en la provincia de Málaga, especialmente, desde la zona de Estepona. Gracias a los datos ofrecidos por Juan Ordóñez Bazán en su blog, a quien en parte seguimos en este relato, junto a otras referencias encontradas en la prensa del momento, se puede reconstruir parte de su biografía y, sobre todo, los hechos más significativos relacionados con Blas Infante.
Jesús Martín Giménez, en cuanto a su vida profesional y personal, es farmacéutico y procurador casado con Carmen Martín Cañamaque. Su llegada a Estepona se data sobre mediados de la década de los años treinta del pasado siglo. Martín consigue que Andrés Quiñones Carrillo, propietario de la Farmacia el Puente, lo contrate como farmacéutico. Cubre así la vacante dejada por Andrés Rodríguez, por su fallecimiento. Pero nosotros hemos encontrado un dato más. Según se publica en El Popular del 25 de abril de 1918, lo descubrimos como Subdelegado de Farmacia en Gaucín.
Sostiene Juan Ordóñez que cuando Martín Giménez se hospeda en Estepona, en la Pensión Noval, calle Santa Ana, siempre cumple con el ritual de colgar la bandera andaluza tras la puerta de su habitación.
En diciembre de 1930, el Ayuntamiento de Estepona convoca un concurso para cubrir un puesto de Farmacéutico titular del municipio. Martín intenta participar, pero no es admitido como candidato. La plaza la obtiene José Aragón Pérez. Giménez, disconforme con su expulsión, presenta un pleito contencioso administrativo contra el consistorio municipal, que llega incluso al Tribunal Supremo. Esta instancia falla a su favor el 24 de febrero de 1940, diez años después y en plena dictadura franquista. El Ayuntamiento obedece la sentencia, repite el concurso y lo resuelve de nuevo, en abril de 1941, en los siguientes términos:
“la Comisión Gestora de este Ayuntamiento, por unanimidad de los siete camaradas Gestores concurrentes de sus diez componentes, y en uso de las atribuciones concedidas en el artículo 26 del Reglamento de Servicios Farmacéuticos de 16 de Agosto de 1930 anteriormente citado, acuerda nombrar a Don José Aragón Pérez, Inspector Farmacéutico Municipal, en propiedad de este Municipio por reunir las condiciones legales exigidas, al que le será notificado el aludido nombramiento y posesionándosele inmediatamente en el citado cargo; y desconociéndose el paradero y residencia del otro aspirante Don Jesús Martín Jiménez, notificándosele este acuerdo por medio del Boletín Oficial del Estado y Boletín Oficial de esta provincia, en atención, a ser esta localidad la última conocida en que estuvo domiciliado, como preceptúa el artº. 37 del reglamento de Procedimiento económico-administrativo de 29 de Julio de 1924 (sic) cumpliéndose además lo que sea procedente”.
Estos son los escasos apuntes biográficos conocidos hasta el momento. Pero entre los encontrados en el blog mencionado, los ficheros depositados en la web del Centro de Estudios Andaluces y una búsqueda en la prensa andalucista, podemos completar algo más su trayectoria política andalucista.
La primera cita la encontramos en el libro de Juan Antonio Lacomba, quien lo sitúa en la Asamblea de Córdoba de 1919, como representante del Centro Andaluz de Gaucín (Málaga).
Las referencias de este malagueño son más numerosas a lo largo de la Segunda República, donde desempeña un papel muy dinámico como representante de la Junta Liberalista de Andalucía en la provincia. Esta entidad es la representante del andalucismo infantiano, como ya sabemos. También Jesús aparece como miembro del Comité Central de Defensa de la República de Estepona, creado un día después del Golpe de Estado, el 19 de julio de 1936.
Entre 1931 y 1936, Andalucía inicia un proceso para conseguir su Estatuto de Autonomía. Las actividades las coordina una Comisión pro Estatuto, liderada por el Presidente de la Diputación de Sevilla, el socialista Hermenegildo Casas. Este político, desde el ámbito institucional, dinamiza el proceso y Blas Infante es el teórico inspirador del mismo. Jesús, mientras tanto, encabeza orgánica e ideológicamente el andalucismo en su provincia. Hemos conocido numerosos artículos suyos publicados en la prensa:
Por ejemplo, fechamos uno el 27 de noviembre de 1932 en el semanario antequerano El Sol de Antequera titulado “La bandera andaluza” donde invita a todos los municipios de la provincia a que icen la bandera andaluza junto a la republicana. A continuación, detalla minuciosamente los orígenes y la fundamentación de las tres franjas verde, blanca y verde de la enseña. Y termina exhortando a los andaluces para que la consideren suya: “Ciudadanos de Andalucía; esa alegre y vistosa bandera, de tan antiguo y brillante origen; esa bandera, cuyos colores van diciendo PAZ Y ESPERANZA, la hemos tenido los andalucistas, durante veinte años, por sólo nuestra; la hemos respetado y venerado como cosa sagrada; la hemos querido con el fervor de que es capaz todo hombre de corazón. Hoy, ya no es sólo nuestra; ya es de todos los andaluces; es la bandera de Andalucía: que todos le tengáis, como nosotros, el máximun de respeto, veneración y cariño, para que entre todos la elevemos cada día a mayor altura, conservándole limpios sus colores; elevando así nuestra amada Andalucía a la cabeza del Mundo como ya lo estuvo, para engrandecimiento de España y bien de la Humanidad”. Este artículo también se difunde en otros medios, como La Voz, El Noticiero Gaditano, Vida Marroquí y El Diario de Almería.
En diciembre de 1932, Giménez se dirige a Casas para enviarle recortes de artículos suyos publicados en la prensa y para solicitarle que le envíe las noticias al respecto del futuro Estatuto y así estar “orientado” en su labor de difusión del andalucismo. El político sevillano acusa recibo de su carta y le da ánimos para seguir, así como le informa de que un artículo del farmacéutico se ha repartido por toda la prensa de Andalucía. Al mes siguiente, de nuevo Martín le manda más recortes de artículos suyos.
En otro trabajo publicado en El Popular, de 2 de enero de 1.933, se declara «liberalista» y «georgista». Días más tarde, el 8 de enero de 1933, suscribe un texto en la revista andalucista melillense Vida Marroquí con el largo título “Verde y blanco. Misiva de hermano. A los andaluces -cristianos, musulmanes y serfadíes- de Marruecos”. Comienza su trabajo elogiando los siglos de Al Andalus y la debacle acontecida con la conquista cristiana: “destruidas las industrias y perseguidos los grandes sabios, los literatos, los artistas, etc. este pueblo que era admiración universal, se convirtió en lugar de desolación hambre e incultura. Ya, Andalucía no era aquél Al Andalus; era… un pueblo esclavizado por los monarcas de Castilla y Aragón”. Pero con la República se ha conseguido iniciar la emancipación de Andalucía y la Junta Liberalista aspira a que Andalucía pueda ejercer el protectorado, como delegación, en Marruecos. Una protección que, según su opinión, se ejercería entre hermanos constituyendo el Gran Anfictionado de Andalucía, la República Federal Andaluza o los Estados libres de Andalucía, dentro de la Gran Confederación Ibérica.
Jesús recibe noticias desde la presidencia de la Comisión pro Estatuto el mes siguiente. En concreto, el 25 de enero de 1933. En la misma le nombran representante por Málaga en la Asamblea Regional Andaluza a celebrar justo cuatro días después, entre el 29 al 31 de enero de 1933 en la ciudad de Córdoba. Él responde el 26, justificando su ausencia debido a la tardanza en comunicarle su nombramiento, y delega su voto en Blas Infante. También añade a la carta un largo texto como moción para ser leída en esa Asamblea. No tenemos noticias de que se tuviera en cuenta en el encuentro cordobés. En concreto, el escrito muestra su posición acerca de la organización territorial futura de Andalucía y tiene el membrete de la Junta Liberalista de Andalucía, delegación provincial de Málaga.
Él defiende que la cuestión de dividir o no Andalucía en varias porciones no procede en estos momentos. Si Andalucía debe conformarse respetando la voluntad democrática de los andaluces y estos a su vez, se organizan libremente en municipios democráticos y también libres, hay que esperar a que los entes locales decidan qué hacer. Una Asamblea de esas características no debe imponer una organización administrativa quizá no deseada por los ayuntamientos:
“Municipios libres; municipios con vida propia; municipios Soberanos de sí mismo; para que ellos formen la Andalucía libre, la Andalucía grande, la Andalucía soberana de sí misma, que eleve a España a la categoría que le corresponde; ha de ser, espero que sea, el principio esencial que inspire las deliberaciones de esta Asamblea; según tal principio, he de suponer que vienen animados todos los señores asambleístas”.
A continuación, repasa las supuestas reivindicaciones de las provincias “orientales” y según él, ninguna está interesada en la división. Jaén, Málaga, Córdoba, por lo que ha leído en la prensa, se consideran más occidentales que orientales. Almería cree que no ganaría nada con la división y, por último, se detiene en Granada ciudad. “Efectivamente, en principio pudiera parecer que saldría beneficiada con la capitalidad. Pero, ¿qué beneficios reales podría conseguir rigiendo sobre provincias díscolas como Jaén o Málaga? Es más, ¿cómo iba a sostener Granada su capitalidad frente a una provincia como Málaga que tiene el doble de población, mejores industrias, comercio, clima, situación geográfica y un importante puerto marítimo? ¿Renunciaría Málaga “a sus superiores derechos a esa fantástica capitalidad?”
Finaliza su propuesta con su posición y voto. En caso de aprobar la división de Andalucía, él solicita que Málaga sea adscrita al territorio occidental por razones históricas, administrativas y económicas.
A Jesús lo nombran consejero de la Unión Autonomista Andaluza en 1934. Una entidad creada tras la Asamblea Regional Andaluza de 1933, fruto de la fusión de todas las organizaciones andalucistas existentes en ese momento. Dentro de ese colectivo, se conforma un Consejo Regional de Andalucía como órgano de gobierno, donde también aparece Jesús. Por último, también asiste a una reunión de la Junta Liberalista en Sevilla, en junio de 1936, preparatoria de la Asamblea pro Estatuto del 5 de julio de ese año. En esa Asamblea, celebrada en Sevilla, se aprueba el texto acordado en Córdoba en 1933 y se decide continuar con el proceso autonómico. Un proceso abruptamente abortado con el asesinato de Infante y la Guerra Civil.
Jesús Martín Jiménez también es amigo personal de Blas Infante Pérez. Entre los numerosos manuscritos del Padre de la Patria Andaluza aparece una carta personal fechada el 28 de mayo de 1934 donde, por el relato de los hechos y el estilo de la misiva, se muestra una estrecha relación.
Además de indicarle el largo tiempo transcurrido sin tener noticias de Infante, le pasa revista a la situación del andalucismo en pleno bienio negro, en años de parálisis de los trabajos a favor de un Estatuto de Autonomía. Con frases premonitorias de la decadencia del régimen político, tales como “parece que la República se nos va”, manifiesta su pesimismo por el futuro y anuncia la necesidad de resistir: “Tenemos que encastillarnos con nuestras doctrinas, propagarlas lo que se pueda y procurar mantenerlas limpias; si no en nuestros tiempos, en los que vengan después llegarán a imponerse, pues no hay otras esperanzas”.
Por último, le envía un programa de fiestas de Granada, ciudad donde parece que reside Martín Giménez, en el que “reniega” de Andalucía. Le pide su opinión al respecto. Finaliza dándole recuerdos de su esposa Carmen, y a Angustias: “te abraza tu siempre mejor amigo”.
Jesús también firma un artículo, una vez iniciada la Guerra Civil. Concretamente, el 23 de julio de 1936 escribe un texto en El Popular defendiendo la autonomía municipalista para conseguir el Estatuto para Andalucía. Texto que, por su significación, adjuntamos.
Ese artículo, publicado en nombre de la Delegación Provincial de la Junta Liberalista de Andalucía, defiende la autonomía municipal, sustento fundamental de la autonomía andaluza:
“Los pueblos, como los hombres, si son conscientes y celosos de su dignidad, no admiten, de grado, imposiciones extrañas; desean, ante todo, regir su propia vida; mientras no lo consiguen, viven odiando al poder que los domina; y, nada digamos si ese dominio supone, como de ordinario, explotación”.
Su adscripción y actividad ideológica durante la Segunda República incita a que leamos otros textos posteriores con preocupación sobre el destino final de Jesús Martín Giménez. El primer documento es un requerimiento de la Junta delegada de incautación de bienes del Juzgado Instructor número 2 de expedientes de responsabilidad civil de Málaga, firmado por Cándido Ortiz, dirigido al jefe local de la Falange Española Tradicionalista de las JONS, y firmado el 20 de agosto de 1937. Este aviso solicita se le informe de las “actividades políticas y cargos que haya ejercido al servicio del llamado “Frente Popular” y si ha colaborado a favor de dicha organización en las elecciones últimamente celebradas en esta población”. Diez días después, la Jefatura Local de Estepona responde. Según el mismo, Jesús es un “elemento peligroso de izquierda, representante en esta del partido andalucista, fue asesor del partido socialista, colaboró en favor del llamado Frente Popular durante el periodo rojo, su casa era frecuentada a altas horas de la noche por elementos significativos de izquierda, pertenecientes al Comité Central y al de Salud Pública”. Este testimonio demuestra su implicación con el andalucismo. Su actividad pública consigue tal repercusión que claramente lo convierte en objetivo de la represión de los golpistas.
Estos son unos datos deslavazados, resultado de una tarea investigadora que hasta el momento no se había realizado. Desconocemos qué pasó con Jesús Martín Giménez, tras el Golpe de Estado del 36 y la posterior Guerra Civil. Esta información provoca intuir un desgraciado final. Sin embargo, consultadas algunas listas de las personas asesinadas en esos años elaboradas por historiadore/as, asociaciones e instituciones especializados, no aparece ningún “Jesús Martín Giménez”.
Al menos estas reseñas insinúan, el trabajo que aún queda por realizar profundizando en la trayectoria de muchos personajes andalucistas que ejercieron una gran labor desde el ámbito local. Unas historias que podrían ser construidas desde archivos municipales, con la complicidad de investigadores e investigadoras. Un ámbito que nos proporcionaría la dimensión real del andalucismo histórico.
https://juanordonezbazan.blogspot.com/2023/05/jesus-martin-jimenez-farmaceutico.html
CATAÑO, E. (2023). Blas Infante y el despertar de Andalucía en la prensa republicana. Córdoba, Almuzara/Fundación Blas Infante.
LACOMBA, J.A. (1988). Regionalismo y autonomía en la Andalucía contemporánea (1835-1936). Granada, Caja de Ahorros General.
Archivo digitalizado de la Fundación Centro de Estudios Andaluces.
Para más información sobre el andalucismo en la provincia de Málaga:
https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2571348